Los efectos del déficit fiscal sobre la economía paraguaya reciente

La macroeconomía puede ser un objeto complejo de estudiar, debido a que se vuelve extremadamente difícil aislar las causas y efectos entre las variables a un nivel muy agregado, además de que la calidad de las estadísticas sobre la cuestión siempre es un desafío. Aun así, se han establecido ciertos patrones o regularidades empíricas que suelen ocurrir con normalidad en distintas economías. A estos hechos estilizados, la teoría económica le ha tratado de dar una explicación. Sobre el tema que veremos, los efectos del déficit fiscal, la literatura especializada ha escrito ríos de tinta, desde distintos enfoques y en circunstancias disimiles. De todas maneras, podemos hacer un recuento de los efectos más reconocidos por la literatura económica y analizar a priori si alguno de ellos se aplica a la economía paraguaya en los años recientes. 

Como se analizó en la primera serie de este blog, a grandes rasgos los déficits fiscales ocurren cuando el Estado gasta más de lo que recauda. En la segunda serie analizamos los momentos del déficit fiscal en Paraguay. En su último momento, el Tesoro presentó déficits fiscales sistemáticamente desde el año 2012, debido a componentes relacionados con el fin del súper ciclo de commodities y aumentos de gastos rígidos, lo que afectó el balance operativo neto y dejó menos recursos para destinarlo a una inversión pública más o menos constante. En síntesis, la economía paraguaya experimentó en promedio un déficit fiscal anual de 2,15% del PIB desde el 2012. Aunque no es un número muy grande, los efectos deberían observarse de todas maneras. 

Como primer punto, se establece que los déficits fiscales tienen un efecto expansivo en la economía, al inyectar un mayor volumen de gastos en relación a la liquidez que absorbe a través de los ingresos fiscales y multiplicar el ingreso. Entonces, deberíamos ver un mayor crecimiento del PIB cuando el balance fiscal es deficitario. El problema aquí es que el resultado fiscal tiene además un componente cíclico, por lo que un momento recesivo, por menores exportaciones agropecuarias por ejemplo, puede afectar seriamente los ingresos tributarios y vía disminución de ingresos fiscales aumentar el déficit. Además, si tenemos en cuenta que por lo general los Estados intentan hacer política fiscal contra cíclica y aumentar ciertos gastos en momentos de estancamiento, lo que tendríamos es que el déficit fiscal se correlacionaría mejor con los momentos recesivos que expansivos. Esto es lo que podemos observar en el Gráfico 1, a medida que las tasas de crecimiento del PIB fueron desacelerándose, el déficit fiscal también empezó a deteriorarse. 

Gráfico 1. Resultado fiscal (% PIB) y Crecimiento del PIB (2003-2022) 

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda y Banco Central del Paraguay. 

Pero entonces, ¿el déficit fiscal no tiene ningún efecto expansivo? Aquí caemos en un problema contra factico, debido que no sabemos si la recesión pudo haber sido peor sin el déficit fiscal (es decir, si el Estado no efectuaba programas de gastos público). De todas maneras, la contribución del consumo público al crecimiento del PIB desde 2003 al presente fue de 14,3%, por lo que en general el efecto del gasto público sí es positivo, pero no muy significativo. Esto se explica más que nada por la baja participación que tiene el gasto público en la economía paraguaya.  

En la misma línea, existe otro efecto que vincula el déficit fiscal a la inversión privada, de manera positiva o negativa. En otras palabras, se dice que el déficit fiscal podría desplazar a la inversión privada al reducir la disponibilidad de fondos prestables que estaban potencialmente destinadas a ellas. En teoría, esto se manifestaría con una reducción de la inversión privada o con un aumento de las tasas reales de interés. Esto debería ocurrir en una situación de pleno empleo de los factores, debido a que se supone que los fondos prestables están ya limitados por los ahorros del ingreso potencial, lo que generaría un trade-off entre gasto público e inversión privada. Por otro lado, el efecto contrario podría ocurrir si el déficit público aumenta la inversión privada, a través de la inversión pública en bienes comunes o por un efecto acelerador en la inversión, lo que se correlacionaría más con capacidad ociosa disponible. Por lo general, y al no tener una serie de datos de inversión privada, en los últimos años a priori observamos que mayores déficits públicos se correlacionan mejor con mayores niveles de inversión en capital fijo (lo que también incluye la inversión pública) (Gráfico 2). Esto también es esperable debido el déficit público es financiado normalmente con deuda externa, no afectando así los fondos prestables del mercado interno.  

Gráfico 2. Resultado fiscal (% PIB) y Formación Bruta de Capital Fijo (millones de guaraníes constantes) 

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda y Banco Central del Paraguay. 

Otro efecto reconocido del déficit fiscal es su impacto en la inflación. Pero muy en la línea del primer punto, esto debería ocurrir debido a un sobrecalentamiento de la economía, es decir, por un impulso de la demanda agregada que abriría la puerta para una brecha producto positiva, donde el PIB observado superaría al potencial. En general, en Paraguay no observamos una relación muy estrecha entre el déficit público y la inflación en la historia reciente. En los últimos años, la inflación anual fue menor cuando el resultado fiscal empeoró (Gráfico 3). Esto puede estar vinculado al hecho de que los déficits públicos por lo general se ensanchan en momentos de desaceleración o recesivos, por lo que, si el gasto público no es muy grande, es probable que no tenga grandes efectos sobre la brecha producto. Por otro lado, también está la interpretación monetaria del asunto, donde no sería el déficit público en sí el problema, sino su financiación con emisión monetaria del Banco Central. Como dijimos, Paraguay financia mayormente el déficit con deuda externa, recurriendo a la emisión de manera muy puntual y aislada.  

Gráfico 3. Resultado fiscal (% PIB) e inflación anual 

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda y Banco Central del Paraguay. 

Para terminar, el ultimo efecto está relacionado al sector externo de la economía, y es reconocido en la literatura como déficits gemelos. En otras palabras, el déficit público presionaría también al déficit externo, especialmente el de la cuenta corriente del balance de pagos, donde se encuentra la balanza comercial. Esto pondría en riesgo el equilibrio externo, por la razón de que no se pueden mantener déficits de cuenta corriente por demasiado tiempo sin ningún tipo de consecuencias en la actividad o en la inflación. Hay varios tipos de explicación para este suceso, por ejemplo, el hecho de que el déficit público presione al alza la tasa de interés (por el efecto desplazamiento) y esta atraiga capitales que aprecien el tipo de cambio. La apreciación empeoraría la balanza comercial y así la cuenta corriente. Por otro lado, también se puede entender el fenómeno por el lado del efecto ingreso. El efecto expansivo del déficit puede resultar en un aumento de las importaciones y reducir el balance comercial. En los últimos 20 años, en 11 periodos los déficits fiscales coincidieron en signo también con déficits de cuenta corriente, mientras que en 9 tuvieron resultados disimiles (Gráfico 4). En los años de déficit fiscal, lo normal pero no la regla es encontrar déficits externos también.  

Gráfico 4. Resultado fiscal y de Cuenta Corriente (como % del PIB) 

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Ministerio de Hacienda y CEPAL Stats. 

En conclusión, en los últimos 10 años el déficit fiscal del país se ha profundizado. Los efectos a priori no son muy claros, pero en suma se puede afirmar que el déficit fiscal puede tener algún efecto positivo sobre la actividad, pero no muy significativo, lo que también empeoraría el balance externo en algunos casos, lo que podría ser resultado del grado de apertura de la economía. Por otro lado, el déficit fiscal no parece haber tenido mucho impacto en la inflación en los últimos años. Por último, la inversión privada parece responder de manera positiva al déficit fiscal.  

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